6/11/07

Fin del mundo

Un buen día, desapareció.

Sin despedida. Sin excusas, lamentos ni reproches, sin por qués, sin hacer ruido. Ya no estaba.

Pasó tiempo hasta que me di cuenta de que las cosas no pasan porque tienen que suceder y empecé su busqueda. Llegué hasta el fin del mundo para dar con ella.
Estaba ahí, tan lejos y siendo la misma.

No sé que hizo estallar la burbuja de ganas por decirle que también llegué hasta allí pero el caso es que me quedé de espectador, alejado sin decir nada. Era tan bonito lo que veía en su nuevo hogar que no quise romper el encanto.

Seguro que algún día regresa de manera fugaz, y hasta puede que disfrazada con nombre falso me diga un nada comprometedor "hola". Sabré que es ella.

Intentaré ser sutil y discreto para decirle lo que me alegra haberla encontrado, saber donde está y lo bien que está. Estaré feliz de saber que ella sigue allí, en el fin del mundo.

16/10/07

el porque de llevar batin




El último grito en mi barrio es el robo de domicilios. Se lleva.
Entran a horas laborales, claro. Lo hacen en un intervalo de siete a once minutos. No dejan rastro, huellas, pistas ni nada de valor. Se llevan hasta el aroma de las colonias. Profesionales.

Profesionales y femeninas. Hembras. Mujeres.
Palabras textuales de los policias después de estudiar la escena del crimen. (¿si no se dibuja una silueta en el suelo se llama "escena del crimen"o "escena del robo"... "o del hurto"?. No sé...)
Al escuchar tal conclusión, yo, como cualquier persona de buen corazón, me hice una imagen mental de las atracadoras: a partes iguales de Marnie la ladrona, Catwoman, la señora Fletcher y Jamie Lee Curtis.

Me dolería hasta la última pestaña si entraran en mi piso y me separaran de mis cuatro tebeos de Tintin o de mi juego de café por estrenar (regalo familiar, como no) o de mi caja chula de madera vacía (es que es muy chula... regalo no familiar). Por el dividí no sufro porque es de baratillo. Por el reproductor de video tampoco porque ya cuesta encontrar películas VHS. La tele seguro que no se la llevan, es pequeña y superculona, la más fea del baile, a mi me gusta, es mia.

De todas maneras y viendo lo frecuente que es entrar en casa ajena por la zona, no descarto cavar un foso alrededor de mi piso, lleno de cocodrilos, pirañas y medusas veranigas.

Lo que si es seguro que me voy a comprar es un batín, no sea que sin quererlo consigan entrar mientras esté yo dentro. Al menos que me encuentren presentable.

El batín de raso y con estampado de piel de tigre, por supuesto

25/9/07

exodus!



Los ves crecer, se hacen medio hombres a tu lado, descubren donde vives y un buen día llaman a tu puerta. Por las bravas se autopresentan a tu padre, besan a tu madre y de repente pasan a formar parte de tu familia.
Comienza la competición sanísima por acumular conocimientos musicales, lugares visitables en épocas vacacionables, bares humanos, películas de leyenda, libros de cabecera de por vida, crecimiento de las patillas (yo, quedé último en todas las modalidades!)

Chicas, cervezas, paseos, cervezas, conciertos, cervezas, mujeres, cervezas, noches, cervezas, bailes, cervezas, penas, alegrias, una risa, un uuuuy!, dos casi!!, tres vaya!!!, cuatro otra vez será!!!!, mil siempre!!.... muchas cosas... muchas cervezas...

Y, de repente, otro buen día, sin cerveza ni nada, con sus patillas bien anchas, te dicen que se van.

Aquí al lado (dicen), lejos, bien lejos!!. Echando raíces, hijos, canas, entradas, patillas, cervezas no...

Que sepais que no me acuerdo nunca, y menos cuando me acuerdo, de vosotros, por lejanos...

Me voy a tomar una cerveza, a vuestra salud!

13/9/07

verano a bocetadas





Los señores Canon, Olympus, Nikon, Kodak, Leica me odian



... y sus hijos también.

9/8/07

distancias




¿Qué importa cuánto falta por llegar mientras sepa por dónde nos va a ver el sol al reencontrarnos?

17/7/07

la segunda a la izquierda




Tengo la manía de preguntar como llegar a los sitios a la gente que se me cruza, aunque ya lo sepa. Y lo peor es que les hago caso hasta si me dirigen a otra dirección. La aventura es la aventura.

El morbo me viene cuando alguien, siempre hay ese alguien, te aconseja que cuando llegues hasta el lugar que te ha indicado, vuelvas a preguntar. Entonces la manía se vuelve vicio y ya incluso olvido a donde iba.

9/7/07

¡volver!



"...volver, con la frente marchita..." decía el tango.
No es mi caso, aunque alguna (¡una!, bueno ¡dos!, vale ¡tres!) solitaria(s) y aventurera(s) cana(s) ya me acompaña(n) y la(s) dejo crecer con indiferencia por mi parte. Aunque lo marchito está unos centímetros dentro de mi frente... bien, más que marchito es que nunca ha llegado a florecer del todo... un jardín de bonsais, vamos...

Total, que soltar un estribillo de arrabal siempre te deja en buen lugar a la hora de justificar una ausencia. Y eso que tengo justificantes como para que falten médicos en la seguridad social para firmarlos todos:
el solsticio de verano, los chiringuitos, el cambio de horario, las minifaldas, la jornada intensiva (¡que no reducida!), el mar, la playa, los pajarillos que cantan y las nubes que se levantan, Telefónica, las partidas de dardos, las tapas de mi barrio, la presión atmosférica y la cerveza de presión, los sudores, Keith Richards, los estudios, los exámenes, los aprobados y sus celebraciones, la familia (bien, gracias), la moto, la carretera y sus rotondas (¡que nadie vaya a pensar mal, eh!), mi sofá, dormir... tal vez soñar (también), la orchata, las musarañas, las mañanas con George, las tardes conmigomismo, las cenas y desayunos con Chiflis...

y continuaría y continuaría la lista de no excusas, pero como cantó aquel:
"...contra el destino nadie la talla..."

6/6/07

mar rizada



Capeando bucles y tirabuzones, rey inmigrante de la bella costa que se deja ver donde rompe la última espiral.
Y mareado de alegría.

21/5/07

por la mirilla

por la que nunca miro, por la que desfilan a diario mis vecinos, peculiares y particulares, como los de cualquiera.

Frente a mi puerta, un grupo de disminuidos psíquicos. No es un insulto, lo son. La fundación para la que trabajan les proporciona, a un módico precio, el piso que comparten durante cierto tiempo, hasta que se instalan por su cuenta o los ubican en otra vivienda. Es como un piso de estudiantes, repetidores insistentes en su caso, un erasmus psicodélico, toda la tuna viviendo junta, pero sin panderetas ni bandurrias. Siempre saludan, me caen bien, aunque con tanta rotación de gente nunca sabes distinguir quién vive allí de quién está de visita.

Sobre ellos, un subnormal. Esto si es un insulto. Bien entrada su tercera edad del pavo le ha dado por aprender a tocar bien fuerte la guitarra, la eléctrica claro, que se oye más. Y no contento con eso, se atreve a abrir la boca y emitir sonidos que rivalizan en volumen con el llanto de perro del averno que provoca con su instrumento. Toca fatal y canta peor, pero él pone voluntad e insistencia, para desgracia de todos los vecinos y la mitad del barrio.

Sobre mi techo, una pareja de origen aún desconocido para mí. Medio árabes, medio negros, medio mulatos, no sé. Eso sí, muy guapos, él y ella. Hasta hace bien poco intentaban batir el récord mundial de horas seguidas fornicando, al menos eso deduje yo. Supongo que lo consiguieron porque ya apenas entrenan. De premio les dieron una niña pequeñita que es la mar de guapa, como ellos, claro. No hablan mucho, pero siempe, siempre sonríen, es lo que tiene haber entrenado tanto.

Bajo mi suelo vivía el presidente de la escalera, el señor Aznar. Es verdad, en serio. A mi no me sorprende ya que pasé muchos años teniendo como presidente de la comunidad (de otra) a un tal Felipe Gonzalez. Por suerte ninguno de ellos se parecía físicamente a sus tocayos, los otros presidentes. Ya hubiera sido dedmasiado.

El señor Aznar era un buen hombre, sólo me inquietaba su fijación en que yo fuera su sucesor, y no le servía de excusa el que mi apellido no coincida con el de ningún presidente de país conocido.
La nada graciosa casualidad hizo que el señor Aznar muriera aquel triste once de marzo de hace ahora tres años.

Desde entonces, en un golpe de estado a nivel de comunidad, su esposa se autoproclamó presidenta. Y muy bien que lo hace. Es una mujer de carácter para la que hasta hace casi nada la culpa de todos los males de la escalera, el barrio y buena parte de la história mudial la tenían los moros.
Eso era antes, ahora, todo niño marroquí que nace en el edificio pasa a ser cangurado con cariño por ella mientras sus madres trabajan. Los críos están encantados y ella también. Una gran mujer.

Y así, bajando piso a piso van apareciendo más personajes de diferentes colores, tallas y modelos. A cual más pintoresco.
Siempre tengo azúcar y sal de más por si algún día la buscan tras mi puerta, desde el otro lado de la mirilla.



10/5/07

me parece haber visto...




Aunque llegó tarde, para variar, a la tormenta de besos, esperó a volver a ver su cara en la última nube.

19/4/07

parapluie




El fin de las constantes lluvias ha dejado en mi casa una bonita colección de paraguas ajenos, comparable en stock a cualquier tienda de chinos.

Con los paraguas me pasa lo mismo que con los encendedores, las agendas, los bolis, los décimos de loteria... objetos que por principios y por finales me niego a comprar salvo en necesidad extrema (seguro que todos nos hemos despertado algún día convencidos de practicar nuestra primera traqueotomía y claro, ese día te ves obligado a comprar un boli Bic nada más salir de casa).
Por eso siempre espero que me los regalen o presten o rescataralos de su abandono en los sitios o simplemente robar... apadrinarlos.

Igual todo es un acto de venganza personal por tantos y tantos que he perdido. Casi accidentalmente me convierto en justiciero, como Charles Bronson pero sin bigote (confieso que achino un poco los ojos cuando perpetro mis acciones) y me llevo a casa la compensación por todos los que como él he perdido o me faltan por perder.

También es verdad que crecer al lado de un colegio femenino de monjas me ha marcado el sentido de arrepentimiento por las acciones cometidas y muchas veces acabo devolviendo las cosas.

Si estos días de sol radiante, os cruzáis con alguien que lleva un ramillete de paraguas bajo el brazo, ese soy yo.
Sus legítimos dueños lo agradecerán.

3/4/07

la espera

Se agotaron las uñas mucho antes de que la aguja segundera acabara de morder la esfera des reloj. Y cada minuto eran sesenta mordiscos, y cada mordisco era tiempo perdido.

Y si te digo que no desespero, créetelo, aunque sea mentira.

20/3/07

soplando fuerte

Esta mañana, por un momento, creí que todos podíamos volar.

Entonces me acordé de la cantera que acumulo en los zapatos.

12/3/07

Espuma

El otro día me leyeron el futuro en la espuma de una pinta de Guiness. Para mi sorpresa, no era ni amargo, ni espeso ni mucho menos negro.

Me hizo tanta ilusión que al primer trago ya tenía todo mi blanco destino alrededor del bigote.
Y ahí lo dejé un buen rato para que todo el mundo lo viera.

4/3/07

Amuras, cuadernas y rumbo de aguja



De entre todos los profesores que he tenido, el de navegación se lleva la palma en pintoresco.
Buzo de profesión, se gana la vida haciendo todo tipo de chanchullos portuarios: lo mismo libera unos cabos enrollados a la hélice, que tramita documentaciones de barcos o hace de camarero en un caro restaurante frente a los veleros.

Vive en un barco sin motor dónde da las clases entre el balanceo y el crujir de las maderas. Es la escuela con el patio más bonito del mundo.

12/2/07

coco loco

Cántame otro cuento, que yo me lo creo.

25/1/07

el gusto es mio

No conozco a mi cartero ni él a mi, nunca nos hemos visto. Pero seguro que lleva varios días riéndose a mi costa, desde que dejó en el buzón una postal que me enviaban desde Londres en la que la imagen es un primer plano de Lady Di en vivos colores, con su vestidito rojo con canesú, su coronita en la testa y su carita de pena.

Ese atentado contra cualquier gusto (bueno y malo) hecho postal venía firmado por mi gran amigo, el señor Oompa Loompa, el mismo que un día me contó que su cuadro preferido era uno que vió veteasaberdónde en el que el motivo principal era un retrato de un perro collie sacando un poco la lengua y con mirada tristona que te perseguia por mucho que cambiaras de situación, ¡la Monalisa de los retratos caninos!, todo sobre un fondo fúcsia y dentro de un marco ovalado. Una joya.

Por suerte siempre hay alguien con visión más amplia de las cosas que te hace sentir cierto cariño por aquello que hasta entonces encontrabas horroroso: los souvenirs de toreros y bailaoras, los pósters de perros jugando a cartas, el cuadro del payaso que llora, el de la cacería de perros con el pobre ciervo acorralado, la funda del asiento del coche hecha de bolas de madera, las camisetas imperio con agujeritos, las batas de guatiné, el salir un domingo a comprar el diario con chandal y zapatos, el follar con calcetines puestos... bueno, esto no, porque siempre depende de quien los lleve puestos.




PD: sé que el señor Oompa Loompa siempre está de guasa y sus gustos no tienen nada que ver con lo que me cuenta y envía... o eso creo.

16/1/07

señales

Tengo un primo, algo mayor que yo, que de pequeño siempre se mareaba cuando iba en coche por corto que fuera el trayecto. Era quitar el freno de mano y potar, sin previo aviso, con puntería y a distancia.

En aquellos años de su infancia rumiante, me confesó el porqué de su alegria gástrica: el chaval tenía la fijación de leer cualquier cosa que pasase delante de su ventanilla. Señales, anuncios, matrículas, adhesivos, letreros, precios en los escaparates, marcas y modelos de otros coches... una locura. Y claro, tanto festín de letras y números en movimiento, leídos con el ansia de las prisas convertían a mi pobre primo en un surtidor sobre ruedas.

Imagino que fue a raíz de esa explicación que me viene la costumbre de negarme a leer nada mientras conduzco, como mucho un rápido vistazo a las señales indicadoras, tan rápido que no me da ni tiempo a entender lo que ponen, pero por lo menos compruebo que siguen escritas en nuestro alfabeto y que no me he pasado de largo.

Y lo más curioso es que siempre acabo llegando a dónde me propongo, eso si, más de una vez dando un innecesario y pequeño rodeo.


10/1/07

un lugar...



... para dejarte caer, o tirarte directamente. Para reposar la cabeza sin sentarla del todo, no vaya a ser que engorde por la falta de ejercicio y después no te puedas ni poner el casco.
Dónde ser rey ciego en un país de tuertos aunque te miren de reojo. Caminar por todos los rincones con los dedos de las manos creyéndote que vas a salir de número dos en los cromos del chocolate Torras, colección grandes exploradores, entre Marco Polo y Livingstone... si es que aún salen cromos en el chocolate y todavía existe la marca Torras.

Un lugar dónde perderte a drede mientras quemas el mapa y te ahorras plegarlo correctamente, dónde hacerte turista permanente para ponerles nombre a todas las piedras de sus caminos, un lugar que va del más alto de sus rizos a la punta de los dedos de sus pies.

3/1/07

vertigo



Tengo pánico a las alturas. Es superior a mi, no puedo evitarlo, no me viene de ningún trauma de infancia ni de nada parecido, supongo que con eso se nace.

Como también soy cabezota de nacimiento, intento sin éxito una y otra vez perder el miedo a estar elevado. Me pierde el morbo y tengo que asomarme al vacío, igual es que pienso que de un día para otro, por algún extraño milagro divino, se me va a curar ese terror alturístico. Lo de iluso también lo llevo en los genes.

Cada vez que lo intento se repite la misma sensación, de repente me veo poseído por todo tipo de insectos y bichos en general: mariposas en el estómago, hormigueo por todo el cuerpo, pelo erizado, carne de gallina... vamos, una fauna en mi mismo.

Me encantaría que esto no me pasara, auparme y poder disfrutar de las vistas desde las alturas, seguro que todo lo que se ve es precioso, lo sé.


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