17/7/07

la segunda a la izquierda




Tengo la manía de preguntar como llegar a los sitios a la gente que se me cruza, aunque ya lo sepa. Y lo peor es que les hago caso hasta si me dirigen a otra dirección. La aventura es la aventura.

El morbo me viene cuando alguien, siempre hay ese alguien, te aconseja que cuando llegues hasta el lugar que te ha indicado, vuelvas a preguntar. Entonces la manía se vuelve vicio y ya incluso olvido a donde iba.

9/7/07

¡volver!



"...volver, con la frente marchita..." decía el tango.
No es mi caso, aunque alguna (¡una!, bueno ¡dos!, vale ¡tres!) solitaria(s) y aventurera(s) cana(s) ya me acompaña(n) y la(s) dejo crecer con indiferencia por mi parte. Aunque lo marchito está unos centímetros dentro de mi frente... bien, más que marchito es que nunca ha llegado a florecer del todo... un jardín de bonsais, vamos...

Total, que soltar un estribillo de arrabal siempre te deja en buen lugar a la hora de justificar una ausencia. Y eso que tengo justificantes como para que falten médicos en la seguridad social para firmarlos todos:
el solsticio de verano, los chiringuitos, el cambio de horario, las minifaldas, la jornada intensiva (¡que no reducida!), el mar, la playa, los pajarillos que cantan y las nubes que se levantan, Telefónica, las partidas de dardos, las tapas de mi barrio, la presión atmosférica y la cerveza de presión, los sudores, Keith Richards, los estudios, los exámenes, los aprobados y sus celebraciones, la familia (bien, gracias), la moto, la carretera y sus rotondas (¡que nadie vaya a pensar mal, eh!), mi sofá, dormir... tal vez soñar (también), la orchata, las musarañas, las mañanas con George, las tardes conmigomismo, las cenas y desayunos con Chiflis...

y continuaría y continuaría la lista de no excusas, pero como cantó aquel:
"...contra el destino nadie la talla..."

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