23/5/13

Tess Tinieblas



A finales de los noventa yo fui soltero y ocioso.
La peregrinación cada sábado por la tarde a la tienda de cómics se había convertido en agradable rutina semanal. Tenía asegurada una hora y curato, más o menos, de coqueteo con papeles de distinto gramaje y entintado. Que si te hojeo. Que si te medio leo pero no te compro.Que si me he fijado en ti ha sido por tu portada. Que si, que si...
Hora y cuarto entre “que sis”.

“Que sí” seguramente fue lo que pensé al ver aquel álbum de Tess Tinieblas.
La mitad la leí en la tienda y reservé el final para hacerlo en casa, ahí conocí a Bolón, el amnésico crónico por culpa de ver tanta televisión, y a Elmo, el fantasma de un discjockey de los setenta que pinchaba en Disco Inferno, la troupe de Tess.

Duró poco la serie, pero fue intenso, que sí.

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