
Para abandonar la violencia podríamos empezar con unas patatas, unas olivas y un par de cañas. Si el remedio no es suficiente, asaltaremos unas gambas, unos chipirones y podríamos reducir unas bravas, sómos capaces.
El vino y la paella pacificaran los últimos focos de resistencia.
A la hora del carajillo ya ondeará la bandera blanca. ¿qué tal una siesta antes de volver a la guerra?
4 comentarios:
Jo m'hi vull apuntar, tot sigui per la causa.
Petonàs
Nuri
Muy buenos pensamientos, sí señor.
Lástima que las ganas de poder de algunos son superiores a las ganas de poder disfrutar de la vida de otros.
Home, ja posats, imaginem una siesta amb "petada de cul" inclossa d'en Mahmud Ahmadinejad amb en George W. Bush (arf arf arf). Un fet amoros, aquest, que no faría cap mal a la pau mundial.
... i si sumem a la *partusa al sr. Kim Jong Il amb traje-cuero, podriem ser testimonis d'un festival del flower-power total!!
*1. amaxambrat de l'angles "party" i l'arameu "multitud". 2 del porteño "orgia". 3 pieza metalica con forma exagonal en uno de sus extremos, muy utilizada en el desierto de Thar.
o montamos juntos una "partusa" o amenazo con suicidarme con mis pistola que dispara aceitunas (sin hueso!! porsupuesto!!)
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