18/10/12

de brujas


Que nos hayan abierto el coche más de media docena de veces en los últimos dos años parece cosa de brujas, si no fuera porque en el barrio, más que la hechicería se lleva la fechoría.

Ni lavándolo con agua bendita, ni dejando ajos en la guantera, ni con la estampita de san Critóbal, patrón de los conductores... nada, no hay manera, el abretesésamo nocturno y alevoso es ya rutina habitual.

Más que mal de ojo el pobre vehículo tiene mal de hijo, de hijodeputa, concretamente.

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