12/9/06

El arlequin rojo

Partí tarde de la selva rumbo a la Isla, casi de noche, un largo viaje en compañía de Sonia X (era el nombre del barco... ¡el viaje ya prometía!). Marchaba en ayuda de Lord Jim y su família, atrapados desde hacía días en el interior de la Isla, probablemente prisioneros de nativos hostiles.

Recorrí con la navaja suiza entre los dientes largos caminos sin polvo (para mí) hasta dar con sus cuerpos tumbados boca arriba sobre la arena.

Los encontré en la playa, en la playa de agua turquesa en la orilla y blanca en el horizonte por los reflejos del sol, esperando la hora de comer en el pequeño chiringuito de enfrente.
Y me quedé a comer con ellos.


Y seguí encontrando cosas el resto de días que me quedé. Entre otras muchas cosas, encontré un pequeño niño en bici cantando a Johnny Cash, encontré una Genovesa risueña haciendo autoestop, encontré como celebrar la salida de la luna, grande y naranja, y caipirinhas bajo un toldo después de comer y gintonics en el porche de noche.
Y por sorpresa me reencontré con quién menos me esperaba, para mi alegría.


PD: Lord Jim, vendré en tu ayuda siempre que quieras, como cada año en el mismo lugar. Gracias.

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