5/5/10

3' 42''



Tres minutos cuarenta y dos segundos era lo que mi reloj adelantaba desde hacía días, meses, desde vete a saber cuando.

Lo paré y me quedé sentado, inmóvil, esperando que transcurrieran los tres minutos cuarenta y dos segundos para volverlo a poner en marcha.
Me preguntaron que hacía tanto rato tan inmóvil, tan sentado. Volver del futuro, les dije, esperar que el presente me atrape.

Ahora ya estoy de nuevo en este tiempo y todo parece seguir normal como cuando lo dejé.
La única consecuencia de mi viaje temporal es el jet lag que arrastro durante días y que me provoca un fuerte sueño por las mañanas cuando suena el despertador.

Seguidores

Archivo del blog