19/4/06

En el fragor de la batalla




Para abandonar la violencia podríamos empezar con unas patatas, unas olivas y un par de cañas. Si el remedio no es suficiente, asaltaremos unas gambas, unos chipirones y podríamos reducir unas bravas, sómos capaces.

El vino y la paella pacificaran los últimos focos de resistencia.

A la hora del carajillo ya ondeará la bandera blanca. ¿qué tal una siesta antes de volver a la guerra?

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