1/12/11

Tripolar



El corazón me pide guerra.
La cabeza me pide calma.
El estómago me pide comer.

Pero no comer cualquier cosa, me pide comer churros.
Es un capricho (posiblemente), una solución a un trauma infantil (para hacerlo más interesante y que provoque debate) o el primer caso masculino de antojo de embarazada (yo apostaría por esta).
El caso es que si lo pienso a trazo grueso, llego a la conclusión de que la fina y delicada línea de unión entre mi mente y mi espíritu tiene forma de churro.

Entre el seny y la rauxa, unas porras.

3 comentarios:

jamona dijo...

Te entiendo perfectamente.
A mí me pasa lo mismo con el jamón.

Errik dijo...

A mi passarr lo mismorrr, perrrro con las marrzinazs con curvas y de muchorrs colorres...a hyh si tenerr grrandes melones mars.

Sustituyyrr churrors por Schuxxar yr tambien bien.

¡¡¡Ver prontorr!!!

Burdon dijo...

Date un capricho o antojo, no veas lo bien que sienta... pero si se trata de destruir el mundo o algo así olvida lo que te he dicho!

fins aviat!

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