
El corazón me pide guerra.
La cabeza me pide calma.
El estómago me pide comer.
Pero no comer cualquier cosa, me pide comer churros.
Es un capricho (posiblemente), una solución a un trauma infantil (para hacerlo más interesante y que provoque debate) o el primer caso masculino de antojo de embarazada (yo apostaría por esta).
El caso es que si lo pienso a trazo grueso, llego a la conclusión de que la fina y delicada línea de unión entre mi mente y mi espíritu tiene forma de churro.
Entre el seny y la rauxa, unas porras.
3 comentarios:
Te entiendo perfectamente.
A mí me pasa lo mismo con el jamón.
A mi passarr lo mismorrr, perrrro con las marrzinazs con curvas y de muchorrs colorres...a hyh si tenerr grrandes melones mars.
Sustituyyrr churrors por Schuxxar yr tambien bien.
¡¡¡Ver prontorr!!!
Date un capricho o antojo, no veas lo bien que sienta... pero si se trata de destruir el mundo o algo así olvida lo que te he dicho!
fins aviat!
Publicar un comentario