19/4/07

parapluie




El fin de las constantes lluvias ha dejado en mi casa una bonita colección de paraguas ajenos, comparable en stock a cualquier tienda de chinos.

Con los paraguas me pasa lo mismo que con los encendedores, las agendas, los bolis, los décimos de loteria... objetos que por principios y por finales me niego a comprar salvo en necesidad extrema (seguro que todos nos hemos despertado algún día convencidos de practicar nuestra primera traqueotomía y claro, ese día te ves obligado a comprar un boli Bic nada más salir de casa).
Por eso siempre espero que me los regalen o presten o rescataralos de su abandono en los sitios o simplemente robar... apadrinarlos.

Igual todo es un acto de venganza personal por tantos y tantos que he perdido. Casi accidentalmente me convierto en justiciero, como Charles Bronson pero sin bigote (confieso que achino un poco los ojos cuando perpetro mis acciones) y me llevo a casa la compensación por todos los que como él he perdido o me faltan por perder.

También es verdad que crecer al lado de un colegio femenino de monjas me ha marcado el sentido de arrepentimiento por las acciones cometidas y muchas veces acabo devolviendo las cosas.

Si estos días de sol radiante, os cruzáis con alguien que lleva un ramillete de paraguas bajo el brazo, ese soy yo.
Sus legítimos dueños lo agradecerán.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Sólo quería decirte que desde que me raptaste mi vida ha dado un giro de 180 grados o más, y al lado de los otros veintitrece parapluies que has acogido en tu casa junto conmigo, ya no me siento ni solo ni huérfano...¡Hacía tiempo que no era un parapluie tan feliz..! oye, ¿cuándo me vas a llevar a dar un paseo por la playa..?

Anónimo dijo...

Pues mi bolso es como una chistera, en la que los mecheros se multiplican o desaparecen por arte de magia, la misma que tienen tus dibujos. Y cuando no lo llevo encima, siempre hay un amigo que con las ganancias de su paradeta secreta de paraguas usados, me paga la cerveza y me regala su compañía, je!

Colibrí.

Teo Perea dijo...

por echar unas risas contigo pondría la caja y el bote de la paradeta, Colibrí!! esas pausas en la vida, bajo los árboles, viendo el desfile de vecinos! y a tu lao!! no tienen precio.
mañana te rebusco cosas en la chistera!! jej! muuaack!!

aaihh!! parapluie vert que te quiero (mucho!) vert, si para un día que te llevo a la playa está nublado y nieblanado!!
... pero volveremos con sol ¿no?:)

Anónimo dijo...

:)

¡Pues claro que sí!

(¡si hace falta me paso la noche anterior danzando en mi balcón para que salga el ooohh soleeeee miiooo..!)

Anónimo dijo...

Hola! Cuánto tiempo sin venir! Ha crecido la hierba después de las lluvias! Incluso me ha costado encontrar mi palmera, así que me subido a ésta, que también tiene una bonita vista de esta selva...

Así que eres tú el hombre de los paraguas perdidos... Yo pensaba que era una leyenda urbana (selvática).

Saludos a tod@s por aquí!

Anónimo dijo...

casa teva deu ser el baúl de los recuerdos, jo hi tinc un album de fotos des de fa... jo què ser quan fa!
petonets!
Nur

Anónimo dijo...

Yo ando con mi sirepoppins bolso a cuestas. Es tan grande como una maleta por lo que ando medio herniada arrastrandolo por todos lados. Solo me queda meter un perchero. Si quieres te lo dejo para que guardes el arsenal de paraguas y objetos varios y puedas proceder ordenadamente al reparto. Eso sí, se necesitan biceps.

Un besi salado.

Anónimo dijo...

aayyyy ladrón....!!! qué envidia que das! que si petonets, que si besis salados... nos robaste el corassón!!!

Anna dijo...

Doncs mira, jo encara vaig en el paraigües que em compraren de nana, amb pometes i espai per mig cap. Mai l'he perdut. Això sí els plegables tenen el destí de la curta vida. Pobrets...i què inútils.

Sembla mentida que en un planeta on hi ha internet no hi haja una bona solució per caminar baix la pluja sense mullar-te.

Total, l'aigua encara no és corrosiva. Temps al temps.

Unknown dijo...

Un comentario que no viene a cuento de la lluvia ni los paraguas...
Tener cola de paja (those who live in glass houses shouldn’t throw stone): Antiguamente, el dicho completo era "el que tiene cola de paja no debe acercarse al fuego", debido a que teniendo la cola de paja y al aproximarse al fuego, las probabilidades de combustión se acrecientan. En la actualidad, es una acusación a quien se siente responsable de algo que ha sucedido, sin haber recibido explícitamente el cargo. Tener remordimiento, inquietud...
Dícese de la persona que se cree que es el centro de la conversación de otras por haber realizado o padecido algún hecho fortuito y nada que ver!!!! Vete a saber en lo que anda metida la susodicha persona para creer que todo el mundo anda rumoreando sobre ésta!!!!

Teo Perea dijo...

a mi, que me registren, srta nessa!! jej!

un beso a todos!... menos al vaquilla!!

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